El eco atemporal de Guernica: un viaje a través de la historia y el significado
1936, un grupo de generales de derecha, Mola, Queipo de Llano y Franco, lanzó un golpe militar contra el gobierno de la Segunda República Española que fue democráticamente elegido, un evento que comenzó la Guerra Civil Española. Lunes, 26 de abril de 1937, aviones de guerra alemanes aparecieron sobrevolando el pequeño pueblo vasco de Gernika. A las 4:30 de la tarde, los aviones estuvieron allí en nombre del régimen fascista del general Franco para experimentar las tácticas que utilizarían posteriormente en la Segunda Guerra Mundial. El ataque fue planeado para maximizar las víctimas civiles. Durante más de tres horas, 25 bombarderos lanzaron 100.000 libras de bombas explosivas e incendiarias sobre la aldea, reduciéndola a piedras y matando a un tercio de la población. Cuatro días después, Picasso comenzó Guernica (Payne 0:48 – 1:26).
Confusión, claustrofobia, shock y miedo: todas son emociones que Guernica evoca. Su gran tamaño de 11 por 26 pies (3,49 por 7,77 metros) hace que el espectador dé un paso atrás para obtener una mejor perspectiva. Su tamaño presenta a los personajes con una dimensión similar a la de los seres humanos. Cuando se ve Guernica, el espectador es transportado adentro de la pintura y se convierte en partícipe. No se imagina desde la tercera persona, sino desde la primera porque el espectador se coloca entre las víctimas. Como Stephen Spender, un hombre cercano a los surrealistas observó, Picasso había puesto a los espectadores de la pintura en el inusual papel de las víctimas del atentado (Chipp 195). Esta perspectiva añade la empatía que se siente por los representados y, alternadamente, por los que han sufrido los efectos de la guerra. Es una obra chocante.
Guernica no tiene una única interpretación simple, algo que deja que el espectador crea un significado personal. Hay que quedarse quieto, mover físicamente la cabeza y contemplarla silenciosamente para asimilarla en su conjunto. Un vistazo rápido no basta como sucede con otras pinturas. El estilo cubista distorsionado y antinatural del arte exagera las emociones y acciones de los personajes para que el espectador experimente la angustia, el miedo y el dolor que están presentes.
Guernica, realizado en tiempos de guerra, va más allá de su contexto histórico, atrayendo a los espectadores a una experiencia interactiva con sus poderosos símbolos. Como afirma Sam Rose, la verdadera resistencia de una obra viene de su capacidad de parecer diferente de su creación original. A través de la historia, Guernica ha sido un espejo que refleja los paisajes sociopolíticos de diferentes épocas, invitando a los espectadores a crear un significado basado en sus contextos.
Los significados creados alrededor del Guernica han demostrado ser resistentes, haciéndose eco a través del tiempo para seguir siendo relevantes en el siglo XXI. El sentimiento contra la guerra incrustado en sus formas fracturadas sigue resonando directa o indirectamente en las respuestas a los conflictos mundiales. La relevancia atemporal de Guernica se basa en su adaptabilidad para simbolizar no solo la Guerra Civil Española, sino la experiencia humana de sufrimiento y resiliencia. La atemporalidad de Guernica no es una existencia estática, sino una interacción dinámica de recepción, significado y transformación. Su relevancia perdurable proviene de su capacidad de ser un lienzo para las narrativas evolutivas de la humanidad.
El viaje de Guernica comienza con su recepción a la Pabellón de la República Española, durante la Guerra Civil Española, donde se presentó como una poderosa condena a la violencia. Los espectadores se vieron obligados a enfrentar las duras realidades del conflicto, y la pintura exigió la participación en la contemplación de sus temas, sin embargo, la recepción inmediata fue una de desinterés por el público. Le Corbusier, un influyente arquitecto y urbanista, en una de sus críticas, escribió que Guernica «saw only the backs of the visitors, for they were repelled by it» (Le Corbusier 12). Esta reacción muestra que, en el primer contexto de Guernica, muchos encontraron disgusto en lo que la obra representaba y cómo parecía. Le Corbusier escribió su crítica porque la exposición se había dedicado al entretenimiento (Chipp 152), Guernica no lo es con sus personajes rotos, distorsionados y sufrientes. Desde la perspectiva de Le Corbusier, la pintura, para las multitudes en la Exposición de París, había aparecido solo como un recordatorio de un suceso horrible, que pronto sería olvidado (Chipp 155). Esta reacción es importante porque muestra que Guernica no fue inmediatamente popular y que muchos pensaban que la obra era fea.
En realidad, sí, es una pintura fea. La fealdad es una característica intencional por dos razones. Primero, una caricatura fea es mejor que una pintura fotorrealista aterradora porque es menos abrumadora. Como Ron English, un artista moderno y experto de Guernica, afirma, «If he really wanted to express the horror of that event, he would’ve painted it photo-realistically. That would hit you harder in the gut. Instead, he made it a Picasso cartoon, so it already took [the viewer] away from it. That’s … the process of being human and not being overwhelmed [but rather] putting a distance between things to keep going» (Estiler). El estilo de la pintura es más soportable y permite que llegue a un público más amplio, ya que el espectador no la rechaza de inmediato debido a la violencia desgarradora. Segundo, la fealdad es necesaria porque hace al espectador incómodo. Muchas veces la sociedad moderna, como las multitudes de la Exposición, busca el placer y la comodidad. Hay que ser incómodo y consciente de la fealdad del mundo porque si todos la ignoran, no habría cambios.
La recepción inmediata al Pabellón de la República Española también fue una de negación por los opositores políticos de la República. La delegación alemana lo llamó el sueño de un loco y, contradictoriamente, algo que cualquier niño podría hacer (Chipp 194). Los alemanes no querían que sus crímenes fueran anunciados al mundo; por eso trataron de desacreditar a Picasso y su obra de arte. Aunque Guernica no les culpa explícitamente con los elementos dentro de la obra, les culpa implícitamente con su título, que es un recordatorio del crimen cometido. En el otro lado, el gobierno español consideraba quitar el lienzo del Pabellón, pero su miedo a la publicidad adversa se lo impidió (Chipp 72). El gobierno español no quería ser expuesto como los alemanes, pero no creían que valiera la pena la posible reacción violenta si quitasen la obra. Estas reacciones a Guernica son importantes porque muestran la idea de que el arte puede ser un arma, algo peligroso para aquellos que lo exponen. Picasso apoyó esta idea con la cita famosa de su entrevista con Simone Téry, «Non, la peinture n’est pas faite pour décorer les appartements. C’est un instrument de guerre offensive et défensive contre l’ennemi.» («No, la pintura no ha sido hecha para decorar los apartamentos. Es un instrumento de guerra ofensiva y defensiva contra el enemigo.»)
Otra gran manera en la que Guernica se ha transformado tanto para representar más que a sí mismo es a través de la apropiación del arte. Según la definición establecida por El Museo de Arte Moderno (MoMA), la apropiación, como estrategia artística, es el préstamo intencional, copia y alteración de imágenes, objetos e ideas preexistentes (“Appropriation”). La apropiación de Guernica es importante porque los artistas son capaces de evocar las ideas y sentimientos originales que la pintura evoca en su nueva obra de arte. Como dice Ron English, quien además ha hecho muchas obras de la apropriación de arte, «If a piece of art exists for that long and it was that famous and people know what it is and it’s imbued with a certain narrative and a certain meaning, that meaning becomes like an automatic to whatever you’re saying. You already told half the story and then you tell the rest of the story. It gives you a point of departure» (Estiler). Históricamente, Guernica ha servido como una obra llena de significado y un punto de partida para muchas otras historias de arte.
En las décadas de 1960 y 1970, después de que estallara la Guerra de Vietnam, Guernica fue apropiado por la Coalición de los Trabajadores del Arte. Era un grupo del mundo del arte que condenó el colonialismo y el racismo estadounidenses, y ponían parte de la obra en carteles para protestar la guerra. Específicamente, usar el símbolo del guerrero destrozado sobre el suelo debajo de la frase «Stop The War In Vietnam Now!» (1970) (Selvin). El hombre que muestra una batalla perdida evoca la imagen de los soldados estadounidenses y vietnameses quienes han perdido sus vidas durante la Guerra de Vietnam y la idea que es una guerra sin sentido. Debido a su relevancia y distinción en esa época, la gente era consciente de Guernica. Su uso en formas de protesta contribuyó a una comprensión cultural más amplia del impacto de la guerra, fomentando un entorno donde los sentimientos contra la guerra podrían ganar fuerza.
El arte como un instrumento de guerra todavía es relevante en el siglo XXI. En septiembre de 2016, Guernica se transformó en un arma para exponer a los que bombardearon la ciudad siria de Alepo. Por contexto, en abril de 2016, los aviones que llevaron a cabo los bombardeos eran rusos, enviados allí por Vladimir Putin, con el fin de obligar a los rebeldes en Alepo a rendirse. Estos rebeldes se opusieron a la dictadura de Bashar al-Assad y para lograr que se rindieran, Putin lanzó bombas incendiarias y anti-búnker sobre los 275.000 civiles que vivían en el este de la ciudad, controlado por los rebeldes (Borger). Las acciones de Alepo recuerdan a las de Gernika y François Delattre, quien era un representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York y jefe de la misión francesa de la ONU en ese momento, estaba de acuerdo. En la reunión del consejo de Seguridad en 2016, una reunión en la que se acusa a Rusia de crímenes de guerra, Delattre dijo, «this week will go down in history as the one in which diplomacy failed and barbarism triumphed» y que «Aleppo is to Syria … what Guernica was to the Spanish war» (Borger). Comparando el suceso en Alepo con el del bombardeo de Gernika para exponer a los responsables, permite que el poder ofensivo de la pintura aún se sienta. Evoca la memoria cultural de lo que sucedió en Gernika hace mucho tiempo. También acusa a los rusos de crímenes contra la humanidad y los compara con los fascistas responsables del bombardeo del pueblo. Permite que Guernica sea un arma potente.
La apropiación de Guernica es aún más relevante en el siglo XXI con muchas apropiaciones de la obra; un ejemplo es Aleppo(nica) (2016). Es una obra que sitúa el bombardeo de Alepo en Guernica. Aleppo(nica) fue creado por un caricaturista portugués llamado Vasco Gargalo para criticar las acciones en Alepo. En la obra, las caras de Assad y Putin se trasplantan en las figuras del toro y la mujer en la ventana. El caballo herido parece ser el expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama. También se ve la bandera de la Unión Europea agarrada por una mujer que intenta huir. Todos estos símbolos políticos son metidos adentro de la obra para criticar la implicación o falta de participación de todas las partes representadas. También, misiles, armas de fuego, calaveras y edificios en llamas son objetos predominantes dentro de la obra, cosas que muestran el estado de caos y muerte en Alepo. La obra todavía captura el sufrimiento y el horror del bombardeo de Gernika, mientras que hace que la imagen sea única de la situación en Alepo (Gargalo). Esta apropiación de Guernica es un acto de protesta contra lo que pasó en Alepo.
En un mundo que ha sufrido profundos cambios desde la creación de Guernica, la pintura sigue siendo una fuerza relevante e influyente. Su capacidad para provocar el pensamiento, evocar la emoción y servir como catalizador para la reflexión social asegura que Guernica siga siendo una piedra de toque conmovedora para las generaciones venideras. Mientras navegamos por los desafíos del presente y el futuro, Guernica se erige como un testimonio del poder duradero del arte para moldear, desafiar e inspirar el espíritu humano.
|